Una de las leyes que rigen el universo y de la que hemos hablado en repetidas ocasiones es la ley del espejo, según la cual, la realidad no es otra cosa que un reflejo de tu interior.

Según esta ley, el Universo funciona como un enorme espejo perfectamente pulido cuya misión consiste en reflejar lo que llevas dentro. Lo que conocemos como «realidad» no es más que un reflejo de nosotros mismos. Somos las personas las que construimos la realidad y ésta solo puede ser cambiada desde dentro, ofreciendo la mejor versión de ti mismo.

Por eso, si no te gusta lo que se ve en el espejo, intentar cambiar lo que éste refleja pintando sobre él o rompiendo el espejo no va a conseguir que cambie el reflejo. Se trata de un espejo y sólo refleja lo que tiene delante.

Quizá ya hayas oído eso de que «enfadarse con la realidad es tan eficaz como enfadarse con un espejo».

Y esta ley se cumple con todos los ámbitos de la vida, también con el dinero. La forma de ganar más dinero no consiste en atacar al espejo, sino cambiando lo que ponemos delante del espejo. Recuerda, tú construyes la realidad y dentro de ti se encuentra la llave para cambiarla.

Probablemente el trabajo más importante de la vida no es cambiar a los demás ni al mundo, sino convertirnos en nuestra mejor versión. Hacerlo acarrea mejoras, inevitablemente, en los resultados económicos.

A continuación os dejamos con un fragmento de un tradicional cuento judío:

Decidí que iba a hacer todo para cambiar al mundo, pero…no lo logré.

Entonces, decidí que iba a hacer todo para cambiar a mi país, pero…no lo logré.

Entonces, decidí que iba a hacer todo para cambiar a mi ciudad, pero…no lo logré.

Entonces, decidí que iba a hacer todo para cambiar a mi vecindario, pero…no lo logré.

Entonces, pensé que iba a hacer todo para cambiar a mi familia, pero…no lo logré.

Finalmente, decidí que iba a hacer todo para ¡cambiarme a mi mismo!

Y ahí me di cuenta de que si hubiera comenzado por eso, por cambiarme a mí mismo, quizás sí hubiera podido cambiar a mi familia, a mi vecindario, a mí ciudad, a mi país y al mundo.

[Cuento judío]

¡Gracias por leer el post y compartirlo!

El Equipo de Máster de Desarrollo Personal

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